De los errores se aprende.
Ante un suspenso o una nota inferior a la esperada, el estudiante no debe hundirse, habrá más oportunidades para mejorar.
Analizamos con él lo que ha pasado y se trata de corregir para la próxima vez. Para ello, el niño ha de ser capaz de admitir sus fallos ya que el buscar otros responsables que no sean él mismo (era difícil, el profesor...) no le va a llevar a la mejora.
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