Como si de hacer ejercicio se tratara, hay que "calentar".
Conviene empezar por algo que al niño no le resulte ni muy difícil ni muy fácil.
En segundo lugar, se abordará lo difícil (ya se ha “precalentado” y el nivel de concentración ha subido).
Por último, se hará lo que resulte más fácil (puesto que ya puede aparecer el cansancio, es mejor hacer algo que no acabe de agotar al niño).
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