Establecerlo junto al niño, que sea acordado y se convierta en un compromiso.
Marcarlo en un horario y que el niño pueda verlo.
Ha de ser realista: no sirve de nada marcar 3h. diarias de estudio si no se va a poder respetar.
Flexibilidad: no ha de ser cada día a la misma hora pero sí que deberá mantenerse y respetarse cuando el periodo se haya establecido.
Atención a los días de actividades extraescolares: dependiendo del tiempo que quede libre en casa, ese día podrá dedicar menos tiempo al estudio, pero se puede aumentar unos minutos el resto de días. Si al cabo de un tiempo se comprueba que no se puede seguir la pauta, hay que modificar el horario. Si es una extraescolar académica, ese día puede no trabajarse en casa.
Es mejor sesiones cortas todos los días, que una o dos sesiones largas a la semana. Ello le ayudará, además, a establecer su rutina de trabajo, y en menos de un mes debería ser natural para el niño dedicar ese tiempo a su estudio. Los más pequeños, con unos 20-30 min. al día, deberían tener suficiente.
Son necesarias pequeñas pausas. Con 3 ó 5 minutos cada media hora o cuarenta minutos, es suficiente. Hasta para un adulto es difícil mantener la atención en la misma tarea más de 45 min. Inicialmente, deberán ayudar al niño, avisándole de cuándo es el momento de la pausa y cuándo debe retomar el trabajo. Una vez tenga adquirido el hábito del estudio, él mismo podrá controlar sus pausas.
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