Ayer, la Generalitat de Cataluña reconoció como error una acción que ha afectado a miles de funcionarios y a trabajadores con nómina delegada (por ejemplo, profesores de la educación concertada). Ellos dicen que fue un error. Lo reconocen, piden perdón pero no lo subsanan.
A lo mejor les vendría bien algún conocimiento sobre Kaizen, en este caso aplicado a las Administraciones Públicas.
Una de las estrategias del kaizen pasa por la búsqueda del llamado “cero defectos”, concepto que a priori pone los pelos de punta, especialmente a aquellos que defienden (más a menudo de lo deseable) el “todos nos equivocamos” y ahí se quedan. Mucha gente cree que es imposible. Muchos creen que es muy difícil. Pero en el camino es donde se va encontrando la excelencia.
Os propongo 9 ejemplos de lo que sería nuestra vida cotidiana si admitiéramos como buena una fiabilidad del 99,99%, con lo que muchos ya creerían que se está rozando la excelencia (o lo que es lo mismo, 100 partes por millón –ppm- de errores):
-Cada mes, durante 5 minutos, nuestros grifos nos darían agua no potable.
-Cada semana, un aterrizaje o despegue en el aeropuerto parisino Charles de Gaulle, acabaría en catástrofe (52 al año).
-Cada hora, Correos perdería 100 cartas.
-Cada día, 1500 cheques serían descontados en cuentas erróneas (datos de Francia, donde el cheque es medio de pago común).
-Cada semana, en los hospitales habría 5 cirugías mal hechas.
-2000 recetas médicas erróneas cada año.
-Cada semana, 2 recién nacidos morirían.
-Cada día, los cajeros automáticos tendrían 120 errores en las retiradas de efectivo.
-Y, para cada uno de nosotros, 1 mal latido del corazón cada día.
Así pues, ¿nos parece bien un 99,99% de acierto? ¿A las Administraciones Públicas también? ¿Y a cada uno de nosotros en nuestro trabajo?
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