sábado, 18 de febrero de 2012

Si te pegan... ¡pega!

¿Eres padre o madre y alguna vez le has hecho esta propuesta a un hijo tuyo? ¿Eres maestro y alguna vez has oído este argumento, en boca de alumno o de padre de alumno?

Nos empeñamos en que en los colegios se eduque, y en que se trasmitan valores de respeto, tolerancia, no violencia, el diálogo, dedicamos horas a la preparación del Día Escolar de la No Violencia y la Paz, y todo para formar buenos ciudadanos y mejores personas, convencidos de que estamos trabajando para un futuro mejor para todos.

Sin embargo, más veces de lo que sería deseable, se propone a los niños esta ley escolar del talión. Y los mensajes de casa tienen mucho más peso que los que repetimos en el colegio, cuando ambos mensajes son contradictorios.

Algún padre o madre, alguna vez, me lo ha dicho a mí, delante del hijo “pegador”, convencidos de que estaban trasmitiendo un modo de conducta la mar de correcto: “¿pegaaar? Pues mira que se lo tengo dicho, ¡que no pegue! Solo si le pegan, puede pegar…” Y tan anchos, oye.

¿Y por qué se pegan los niños? Cuando son muy pequeños, los niños tienen una tolerancia a la frustración bastante baja, en general. A la mínima que sus deseos se frustran (deseos del tipo querer jugar con el coche que tiene el compañero), muchos se defienden de eso que perciben como una “agresión” con un buen golpe, o un buen mordisco… Pero poco a poco hay que ir modificando esa conducta, introduciendo la reflexión, otros modelos de reacción, el diálogo…

Sin embargo, algunos niños van creciendo y con 10 y 12 años su tolerancia a la frustración sigue siendo casi la misma que con 2 o 3 años.

Casi al borde del llanto desesperado del que predica en el desierto, el profesor pregunta: -“¿Por qué le has pegado?”

Y las respuestas pueden ser tan peregrinas como: “porque me ha dicho pelopincho”, “porque me ha dicho rubio” -y lo es-, “porque se ha colado”, "porque dice que llevo gafas" -y las lleva-, “porque quiere llevar él la pelota”, “porque me ha tocado la mochila”…

Los profesores repetimos hasta el aburrimiento que si alguien pega, lo que hay que hacer es decírselo a un profesor. Ya buscaremos la forma en que el conflicto se arregle de otra manera.
Y entonces es cuando llegamos, primero vía alumno y después vía padres,  al famoso argumento: “si te pegan, ¡pega!”.

Por favor, de verdad que en esto sí que tenemos que ir todos a una: la violencia solo engendra violencia. Un niño que solo aprende a resolver sus conflictos a golpes, será un adulto que solucionará sus problemas con la fuerza; con este argumento, les estamos enseñanzo que tiene razón quien más fuerza tiene y –no olvidéis- que con los años ellos irán ganando en fuerza física y los padres la irán perdiendo…

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo, pero..... ¿Quien no ha visto a algún profesor mirar para otro lado cuando un niño pega a otro? O ¿No resolver verdaderamente el conflicto?
    Es responsabilidad de todos. Solo que a veces estos padres piensan que así les permiten a sus hijos defenderse porque es inevitable que otros le pegue. "yo tiro el papel al suelo porque todo el mundo lo hace y no voy a ser el único tonto que lo no lo haga" en vez de pensar en la propia responsabilidad de cada uno y que el comportamiento de una sociedad cambia, cuando cambia el comportamiento de cada uno de sus miembros. Pongamos cada uno nuestro granito de arena.

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  2. Es que se trata de eso: de granitos de arena. Todos. Y tolerancia cero con algunas actitudes que en el futuro serán una lacra.
    Nadie puede mirar hacia otro lado en ninguna situación violenta: hay que tomar partido.
    Gracias por tu "granito de arena".

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