viernes, 3 de febrero de 2012

Para el autocontrol... la estrategia del reloj

¿Sabes esos momentos en los que tienes pocas ganas de moverte? Imagina que te acabas de sentar en el sofá, hace frío afuera, te pones tu manta, tu café en la mesa y te dispones a leer el libro que tienes a medias y… ¡zas!: te das cuenta de que te lo has dejado en la habitación. ¿Ahora tienes que desmontar todo tu chiringuito para ir a buscarlo?

Una solución a mano es pedirle al más pequeño que haya por la casa que te lo acerque. Pero si lo pides directamente, la respuesta más probable sea un “joooo”.

Ahora bien, si conoces la estrategia del reloj… irá, rapidísimo, con una sonrisa en la boca, y te lo traerá. ¿Magia? ¿Hipnosis?

La estrategia del reloj consiste en decir: “¿Sabes el libro que hay encima de mi mesilla de noche? ¿A ver cuánto tardas en ir, cogerlo, y traerlo hasta aquí? ¡Te cronometro!”

La estrategia del reloj, además de motivadora, también ayuda a los niños en su autocontrol: para ellos el tiempo se diría que es casi infinito; no separan artificialmente la hora anterior de la siguiente. Todo va en un continuo devenir, a veces interrumpido por obligaciones impuestas por otros (comer, ir al patio, ponerse el pijama…).

Así, muchas de las tareas que tienen que llevar a cabo se eternizan porque, en realidad para ellos, no existe la imposición del tiempo. Pero es que tampoco les ayudamos. Somos nosotros los que marcamos cada inicio y cada fin, muchas veces incluso en su tiempo de juego.

Tenemos que ayudarles a que, poco a poco, el control deje de ser externo para convertirse en interno.  Si les permitimos conocer lo que tiene que durar cada actividad, van a ser ellos quienes controlen su tiempo, y no nosotros.

Hemos de ser capaces de calcular la duración adecuada de, por ejemplo, sus deberes (los maestros podemos ayudar indicando la duración aproximada prevista de los deberes, junto a la anotación en la agenda).  Les ponemos un reloj en su mesa y les indicamos el minuto (si es digital) o la posición que tendrá la manilla larga, cuando la faena tenga que estar acabada (la indicación es así para los que aún no leen las horas pero sí conocen los números).

Así, ellos mismos ven el paso del tiempo, ven el trabajo que les queda pendiente y hacen todo lo posible por ajustarse al límite que tienen que alcanzar.

La estrategia del reloj se puede utilizar para muchas de las obligaciones que pueda tener un niño de entre 6 y 8-9 años (más allá no funciona), edad en que se crean los hábitos de estudio /trabajo.  Eso sí, habrá que seleccionar aquellas actividades en las que muestren menos interés, o aquellas tareas en las que siempre se eternizan (sean los deberes, sea poner la mesa o sea ducharse), porque si abusamos de esta estrategia, dejará de funcionar.

Probadlo. Ya me contaréis.

2 comentarios:

  1. Amb els petits, per coses molt puntuals ,pot funcionar però sempre tinguent en compte que les estratègies s'han de variar que ells es cansen

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  2. Cal triar quin aspecte és el prioritari per aplicar-ho. Jo ho recomano pels deures, que moltes vegades és converteixen en una batalla campal pares-fills.
    Es tracta de crear l'hàbit, inicialment. I diuen que en 28 dies has creat un nou hàbit.
    L'abús d'aquesta estratègia, com de qualsevol, no funciona, tens raó.

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