Ser docente es, más que una vocación o una profesión, una inquietud general.
Cuando ves un programa de televisión, cuando ves escaparates, oyes la radio o lees el diario o tus twits, tiendes a sacar de todo ello alguna utilidad para tus alumnos. Cuando no se le puede extraer un provecho inmediato para los alumnos, buscas mentalmente alguien a quien colocarle tu último descubrimiento.
Los engranajes de nuestro cerebro siempre estan en marcha pensando como hacer para atraer y enganchar a nuestros alumnos a los aprendizajes de siempre.
Y para ello, hemos tenido la suerte de vivir una época apasionante, en la que cada día se nos aparece una nueva herramienta, más rápida y creativa, para transmitir el conocimiento acumulado por la humanidad, de una forma atractiva para nuestros alumnos, o que nos permita dar la vuelta a todo el modelo educativo desde el aula.
Esta época apasionante, además, provoca que nos planteemos las carencias o pobrezas de nuestro sistema escolar actual, mirándolo desde todos los puntos de vista: la capacidad de innovación de los profesores, la pesadez (o no) de la repetición de contenidos año tras año hasta hacer aborrecer a los niños su paso por la escuela, nos planteamos si la implicación de las familias en la educación de sus hijos es siempre la misma o la relación escuela-maestros-familias.
Y aquí topamos con el fútbol. Ay, parece que acabo de mezclar dos textos diferentes y he perdido la cabeza: la docencia es como el futbol, todos llevamos un seleccionador-pedagogo dentro. Y cada uno aporta sus argumentos que siempre van apoyados en estudios irrefutables.
Y por eso es tan difícil llegar a acuerdos entre todos los que formamos el sistema escolar. Es como poner de acuerdo a todos los españoles sobre quien debe ser convocado a la selección. Ya sabéis.
En fin, que ya hemos empezado. Que queremos buscar las carencias más elementales de nuestras escuelas y buscar soluciones fáciles para compensarlas y que, seguro, que no serán buenas para todos pero si lo son para nuestros alumnos, con eso nos damos por satisfechos. Que también queremos explicar nuestros pequeños éxitos y estudiar nuestros fracasos para no volver a repetirlos. Y que las letras, como siempre, ayudan a organizar nuestro pensamiento.
Empezamos!! Bienvenidos.
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