Estas son algunas de las ventajas de las rutinas para los niños.
A los padres les permite ir descargándose de tareas para poder dedicarse a otras, con sus hijos –o no-, que sí requieran de su atención.
Establecer las rutinas, al principio, requiere supervisión de los adultos. Hasta que se ha creado el hábito y son capaces de hacer por ellos mismos las cosas más difíciles (los calcetines suelen costar…)
Por orden cronológico en el día, podrían ser:
- Vestirse (incluye calzarse).
- Lavarse los dientes y peinarse.
- Desayunar (los más mayores pueden, incluso, preparárselo ellos mismos).
- Recoger todo lo necesario para ir al colegio (mochila, desayuno, chaqueta, algún material que les hayan pedido…).
- Cargar su propia mochila.
- Dejar deberes en clase –si los tenían- y/o mostrar anotaciones de agenda (si las hay).
- Lavarse las manos antes de comer.
- Recoger de la mesa su plato, cubiertos, vaso… y llevarlos a la cocina (los más mayores pueden recoger toda la mesa –y ponerla-).
- Lavarse los dientes.
- Coger nuevamente todo lo necesario para volver al colegio.
- Recoger todo lo necesario para volver a casa (carpetas, libretas, mochila, chaqueta…).
- Lavarse las manos.
- Merendar.
- Estudiar/hacer deberes.
- Preparar todo lo necesario para el colegio del día siguiente (implica revisar horario).
- Tiempo de juego.
- Ducharse (antes o después de la cena, dependiendo de la costumbre familiar).
- Cenar.
- Lavarse dientes y manos.
- Ponerse el pijama.
- Unos minutos de lectura antes de dormir.