domingo, 22 de enero de 2012

20 rutinas necesarias, de los 6 a los 12 años.

Establecer rutinas da seguridad a los niños. Saben qué se espera en cada momento de ellos. Saben lo que hay que hacer para tener éxito (y así ayudamos a su autoestima). Se hacen responsables y autónomos. Saben lo que va a pasar después y el mundo deja de ser un pasillo oscuro por el que van caminando sin saber lo que les irá saliendo al paso…

Estas son algunas de las ventajas de las rutinas para los niños.

A los padres les permite ir descargándose de tareas para poder dedicarse a otras, con sus hijos –o no-, que sí requieran de su atención.

Establecer las rutinas, al principio, requiere supervisión de los adultos. Hasta que se ha creado el hábito y son capaces de hacer por ellos mismos las cosas más difíciles (los calcetines suelen costar…)

Por orden cronológico en el día, podrían ser:
  1. Vestirse (incluye calzarse).
  2. Lavarse los dientes y peinarse.
  3. Desayunar (los más mayores pueden, incluso, preparárselo ellos mismos).
  4. Recoger todo lo necesario para ir al colegio (mochila, desayuno, chaqueta, algún material que les hayan pedido…).
  5. Cargar su propia mochila.
  6. Dejar deberes en clase –si los tenían- y/o mostrar anotaciones de agenda (si las hay).
  7. Lavarse las manos antes de comer.
  8. Recoger de la mesa su plato, cubiertos, vaso… y llevarlos a la cocina (los más mayores pueden recoger toda la mesa –y ponerla-).
  9. Lavarse los dientes.
  10. Coger nuevamente todo lo necesario para volver al colegio.
  11. Recoger todo lo necesario para volver a casa (carpetas, libretas, mochila, chaqueta…).
  12. Lavarse las manos.
  13. Merendar.
  14. Estudiar/hacer deberes.
  15. Preparar todo lo necesario para el colegio del día siguiente (implica revisar horario).
  16. Tiempo de juego.
  17. Ducharse (antes o después de la cena, dependiendo de la costumbre familiar).
  18. Cenar.
  19. Lavarse dientes y manos.
  20. Ponerse el pijama.
  21. Unos minutos de lectura antes de dormir.
¿Las veis asumibles o, por el contrario, las encontráis difíciles a estas edades?

domingo, 15 de enero de 2012

Preocupaciones y calidad del trabajo

Hace un tiempo leí un artículo en el que explicaban que algunas empresas habían entendido que las preocupaciones por los problemas cotidianos de sus trabajadores suponían una pérdida de productividad y que algunas proporcionaban salas aisladas, con teléfono y conexión a internet, donde poder hacer esas gestiones necesarias, que nos preocupan y que los horarios de trabajo no permiten resolver.

Si un trabajador está pendiente de pedir una cita médica, o de pasar la ITV, o de hablar con el director de su banco, o de reclamar una factura errónea (por poner ejemplos muy habituales), su cabeza va a estar en esos asuntos y no en los del trabajo. O va a pedir permiso, y va a faltar unas cuantas horas.

Con esa solución, las empresas que la aplicaron, daban a entender a quienes trabajaban en ellas que entendían que había gestiones que hacer, y les proporcionaban medios que –a lo sumo- podían ocupar 30 minutos en un día laboral normal. Una vez resuelto, el trabajador podía volver a dedicar su mente y su actividad al trabajo por el cual la empresa le pagaba.

Hoy, las administraciones están ofreciendo problemas añadidos a la gestión diaria de los problemas por la cual nos paga (no hay que olvidar, que cobramos porque resolvemos problemas; si no hubiera problemas, no habría trabajo que hacer).

 Funcionarios en general y trabajadores de la escuela concertada empiezan a usar parte de su mente en pensar en los créditos o facturas a los que no podrán hacer frente porque ahora cobran menos que cuando los contrataron. O en como recortar gastos domésticos. Ahora, si aparece un imprevisto en su vida, la preocupación va a ser importante. Y sí: todas estas preocupaciones añadidas necesariamente van a afectar a la calidad de la enseñanza. Por muy profesional que sea un maestro, si el día 15 o 20 de cada mes ya está en números rojos, ¿creéis que su desempeño será el mismo que cuando no tenía esta preocupación?

La diferencia con la situación que he expuesto al principio es que, por mucho teléfono que pongan a nuestra disposición para estos “asuntillos”, el problema no se va a resolver. Porque es la misma administración la que está engordando el problema, haciendo que la capacidad adquisitiva de sus trabajadores se reduzca año a año. Y eso es una preocupación para personas que siguen trabajando igual o más que antes, pero que como recompensa reciben un salario menor. Y no hay que olvidar que los bancos, la compañía eléctrica o la de telefonía no admiten como moneda ni la motivación ni las horas de dedicación; quieren euros. Y hoy por hoy, nadie que cuente con un salario público sabe de cuantos euros dispondrá el mes que viene.

miércoles, 11 de enero de 2012

Lectoescritura ficción

¿Sabéis ese problema que plantea el almacenamiento de archivos y documentos gráficos, mirando al futuro, que dice que la dificultad no estará en el almacenamiento de los documentos sino en su recuperación?

Cualquier documento guardado hace 20 años en WordPerfect, hoy no sería muy fácil de recuperar. ¿Alguien sabe si las partidas guardadas en cinta de casete, del Amstrad, en 1985, se  podrían recuperar hoy?

Pues el otro día, veíamos un documental sobre los aciertos y errores de la ciencia ficción del siglo pasado. Proponían que se habían hecho muchas conjeturas sobre medios de transporte, energía… y que no habían acertado mucho, al menos con los plazos (los coches aún no vuelan); y exponían que la ciencia ficción se había dedicado poco a prever el futuro de la tecnología de la comunicación (ésta, casi se limitaba a los "comunicadores" de Star Trek). La ciencia ficción del s.XX no fue capaz de prever la evolución de los ordenadores, la utilización cotidiana de los mismos –incluso por niños- ni la capacidad de tablets o teléfonos móviles (con muchas más utilidades que el “comunicador”).

Esto, junto con (ATENCIÓN) un grupo de alumnos pequeños con aversión al teclado (quieren ratón -más inmediato y que requiere menos esfuerzo-) nos llevó a plantearnos la educación del futuro, los saberes que albergará la escuela o la educación-ficción.

Primero cayó la escritura: en un futuro, no muy lejano, ya nadie escribirá a mano, y las escuelas sólo enseñarán mediante teclado. O directamente hablándole a la máquina (sea robot o tablet), ésta traduciría a código escrito. Aceptable. Dentro de lo posible.

Un paso más allá, se planteaba el que no hubiera que dictar oralmente: el simple pensamiento crearía el texto (ya se están dando los primeros pasos).

Entonces alguien comentó que la lectura siempre sería necesaria. Pero… oh! También cayó! Los dispositivos nos “leerán” los contenidos. Sólo habrá que escuchar.

Y solo habrá que asegurar la futura recuperación de los documentos, claro.

Bueno. Es lectoescritura-ficción o escuela-ficción. Si me apuras, curriculum-ficción. Pero entra dentro de lo posible. Aunque aún no podamos anticipar cuándo.

Y cuando pase, seguro que alguno creerá que es el fin de los tiempos… Aunque el maestro tendrá la opción de enseñar una organización del pensamiento que permita a sus alumnos la comunicación. ¿No? Habrá que estar preparados.

sábado, 7 de enero de 2012

No expliques por qué no se puede hacer… (2º estado del espíritu kaizen)

…Piensa en como hacerlo.

Tal vez éste sea el estado del espíritu Kaizen que más me gusta.

¿Por qué es un estado del espíritu kaizen? Pues porque el explicar porqué algo no se puede hacer consume recursos (tiempo) y energia (propia y de los otros) por no hablar de que paraliza cualquier acción. Es mejor dedicar ese tiempo y la capacidad en buscar una forma en la que sí se podría hacer.

Muchas veces una idea no puede llevarse ahora mismo a la práctica tal cual está concebida. Pero con unos minutos de dedicación podemos encontrar la forma de empezar a aplicarla, de sentar unas bases que permitan, más tarde, poner en marcha la idea tal y como fue concebida originalmente. Empezar, continuar, avanzar. Mejora continua.

Todos conocemos esas personas aterrorizadas ante el cambio, ante cualquier novedad, que son capaces de encontrar los mil y un argumentos para no lanzarse a probar una nueva actividad (o un nuevo método, o un nuevo aparato, o una forma diferente de hacer...)

Empezar con una programación por competencias básicas -por ejemplo- es algo que a muchos les está costando. Nosotros lo solventamos empezando. Hemos hecho, hemos evaluado, hemos pensado, hemos modificado y, poco a poco, hemos ido favoreciendo una dinámica (que aún es muy mejorable).

Me viene a la cabeza un post del blog “Instantànies”, que os dejo aquí para intentar ilustrar el desgaste que representa “explicar porqué no se puede hacer”

Desventures TIC: relat d’un cas real en www.martincabeza.eu

No hace falta que actúen así muchas personas de un colectivo. Este es un ejemplo de que con una sola persona que se niegue, argumente o grite en contra, se consigue paralizar la acción (y sin acción no hay mejora).

En cualquier caso, quien más quien menos, alguna vez se ha situado en esta posición. Solo tenemos que darnos cuenta de que nos está pasando y corregir. Y empezar a pensar en como hacer.

Empieza (aunque sea mal). Tiempo habrá para corregir (y mejorar).