O dicho de otra manera: hay más comida en miles de sardinas que en un solo atún.
La forma más cercana de explicar el sentido de este “estado del espíritu kaizen” sería el perfeccionismo mal entendido como virtud: esas personas que revisan y revisan, y rehacen y así mil veces sin encontrar nunca el momento de dar por terminado un trabajo y entregarlo donde sea que lo esperen. ¿Utilidad de todo ese trabajo llevado a cabo?: Ninguna.
Pues con las ideas de mejora pasa algo semejante.
Algunas empresas premian las que más ahorro de costes han producido y las llegan a premiar con, incluso, un coche para el equipo que tuvo la idea y persiguió su implementación (planta de VW en Navarra, por ejemplo). Pero claro, las ideas que supongan en ahorro el coste de un coche no aparecen cada día. De hecho, estas son las menos.
Pero en el día a día nos topamos con multitud de pequeños detalles que, de modificarlos levemente y ahora mismo, a partir de mañana nos facilitarán enormemente nuestro trabajo, sea por reducción de tiempo de dedicación, por reducción de coste o por mejora de la calidad de nuestro trabajo (plazo, coste, calidad, los 3 pilares de la orientación al cliente -interno o externo-).
En estas pequeñas cosas de nuestro día a día, podemos intervenir nosotros directamente y mejorar en cuestión de minutos. Alguna vez necesitaremos una autorización (para comprar un mueble, por ejemplo) y otras veces necesitaremos de todo un equipo que nos ayude a implementar nuestra idea (electricistas, un persianista…). Pero, la mayor parte de las veces, si miramos a lo que hacemos cada día, seguro que nos surgen un montón de ideas. Solo hay que estar atentos y no dejarlas caer en el olvido sin más.
Es cierto que hay días que no vemos más allá de nuestras narices pero hay otros que son un no parar de ideas fluyendo…
Así, si todos hacemos lo mismo, estamos aportando a nuestra organización multitud de pequeñas mejoras cada día.
Si esperáramos a la gran idea revolucionaria que lo va a cambiar y mejorar todo, tal vez deberíamos esperar años. Y mientras tanto, la casa por barrer.
Un único requisito para estar en este estado del espíritu kaizen: entender que es cosa de todos y de cada día. Solo así tendremos los miles de sardinas.
Nota: la principal dificultad radicará en los “no se puede”, “no es cosa mía”, “no me pagan para eso”… En fin, seguro que conocéis a alguno. Y sí se puede, sí es cosa suya y sí le pagan para eso.
domingo, 10 de junio de 2012
Tener en cuenta las ideas de 10 personas en lugar de esperar la idea genial de una sola (7º estado del espíritu kaizen).
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mejora continua
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