martes, 26 de julio de 2011

5ª carencia:ratio alumnos/profesores.

Las estadísticas dicen que son unos 14, la realidad dice que son unos 25.

Como son estadísticas, la forma de calcular la relación de alumnos por profesor no hace referencia al número de alumnos que conviven al mismo tiempo en el mismo aula, durante más del 88% del tiempo escolar. 

En la imagen de la página del INE se explica la forma de cálculo.



A la hora de elegir las academias o centros a los que llevar a nuestros hijos, fuera del horario escolar, uno de los indicadores en que los padres se fijan es en el número de alumnos que compartirán grupo con su hijo. Pocos considerarían aceptable matricular a su hijo en un curso extraescolar donde hubiera de compartir al profesor con más de 8 / 9 niños.

Si en este caso la relación profesor/alumnos se considera un indicador de calidad, no es por casualidad y las familias lo tienen claro: los profesores han de poder atender con tiempo y dedicación todas las necesidades de aprendizaje que tenga cada alumno; hay que dedicarles tiempo, uno a uno, para ayudarles a buscar información, ayudarles a entender o incluso a pronunciar, y también a comprobar (evaluar) que cada alumno va adquiriendo los conocimientos previstos.

En la escuela, sin embargo, parece no preocupar a nadie que los grupos sean de entre 23 y 27 niños, con un solo profesor para atenderles la mayoría del tiempo.  ¿De verdad esperamos que la calidad de la enseñanza/ aprendizaje sea excelente? ¿De verdad esperamos que los maestros y profesores se conviertan en buenos guías para dejar de ser meros transmisores de información?

Hay que reconocer la gran mejora que fue pasar de los 45 niños por aula (o más) a los 25 (hubo un tiempo en que la indicación era de 22, pero duró poco). Pero ahora habría que continuar avanzando, no retrociendo: las administraciones educativas tienen una facilidad pasmosa para “aumentar” la ratio cada vez que lo necesitan. Esto quiere decir, que si quieren incluir un nuevo alumno en un grupo, lo harán. O que si se equivocan en el recuento de puntos durante la preinscripción, aumentarán la ratio para incluir al alumno que por su error había quedado fuera. La frase mágica que todo lo ensancha es “han aprobado la ampliación de ratio”.

Según Prats, J., Catedrático de la UB y presidente del Consell Superior d’Avaluació del Sistema Educatiu, y de Palacios E., técnico superior del mismo Consell, en su artículo “Les Transicions Educatives: problemàtiques i reptes” (2009), publicado en Quaderns d’Avaluació (se puede leer el artículo entero en http://www.raco.cat/, siguiendo este link) la inversión pública en educación respecto al PIB en Cataluña y España se ha ido reduciendo, mientras que en los países OCDE ha aumentado.


1995
2005
Cataluña
4.4%
4.2%
España
4.6%
4.5%
OCDE
5.3%
5.4%


Los mismos autores, al final de su estudio proponen: “… para que todos estos factores tengan éxito, es imprescindible el éxito de la política educativa.  Una política educativa que acelere y aumente las inversiones como la mejor manera de trasladar al conjunto de la población la necesidad de dar prioridad a la formación y a la educación”.

¿Todos vemos informativos y leemos diarios, verdad? Votemos: si has leído “recortes” levanta la mano izquierda; si has leído “inversión”, levántate y anda.

No olvidemos que esa inversión que está faltando, entre otras cosas, va a profesorado.

Los maestros y los centros necesitan el soporte de las familias para reclamar esa educación de calidad. Mientras tanto, ¿cómo pueden las familias compensar la educación masificada de sus hijos? Pues, nuevamente, con recursos propios: buscando las mejores academias y centros para ampliar y completar todo aquello que en el aula normal se podria hacer mejor si no hubiera 26 alumnos por cada profesor (de los de verdad,de los que ocupan silla, no de los “estadísticos”).

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